Patroclo: Biografía e Importancia en la Iliada
Hijo de Meneceo, es uno de los principales héroes griegos
que combatieron en la guerra de Troya. Patroclo es recordado ante todo como el
fiel compañero de Aquiles, en el campo de batalla y en la vida privada.
ANTES DE LA GUERRA DE TROYA
Como hijo de Meneceo,
uno de los héroes que había acompañado a Jasón en su periplo para hallar en
Vellocino de Oro, Patroclo fue educado desde su nacimiento en los valores de
virtud y valor propios de su clase social. Al ser su padre uno de los reyes de
la Locride, Patroclo estaba destinado a heredar el trono, pero un desgraciado
accidente le privó de su herencia. Siendo niño, mató por accidente a su amigo
Clisónimo en medio de una discusión por una partida de dados. Para evitar la
venganza de la familia del muerto, Meneceo envió a su hijo al exilio en Ftía,
donde fue acogido por el rey Peleo. Éste crió a Patroclo como si fuera su
propio hijo, haciendo que compartiera educación con su primogénito, Aquiles
Entre Aquiles y Patroclo se entabló desde la infancia una
profunda y fiel amistad. Aunque Patroclo era algo mayor que Aquiles, siempre se
comportó como un resignado secundario frente a la primacía de Aquiles en todas
las actividades q
ue emprendían.
Cuando Peleo envió a su hijo a formarse con el centauro
Quirón, Patroclo le acompañó, beneficiándose también él de de las enseñanzas de
tan formidable maestro. De este modo, Patroclo aprendió a combatir, así como
las artes de la oratoria y la curación, enseñanzas que le convirtieron en un
guerrero excepcional.
La relación de amistad se ve interrumpida cuando Tetis se
lleva a su hijo a la corte de Sciros para evitar que éste acuda a la guerra de
Troya, a sabiendas del destino que le aguardaba. Patroclo es reclutado por los
caudillos griegos para ir a la guerra. Después de que Odiseo descubra a Aquiles
en su escondite, ambos amigos volverán a reunirse para comandar las tropas de
los mirmidones, los guerreros de Ftía.
DURANTE LA GUERRA DE TROYA
Durante la guerra, Patroclo se mostró siempre como un fiel
compañero de Aquiles, ya fuera combatiendo a su lado, ya fuera apoyándole en
las asambleas. Según Homero, Patroclo era especialmente habilidoso en la
conducción del carro de combate, logrando dirigir a los caballos con habilidad
sin igual entre los griegos.
Como segundo al mando de los mirmidones, se ganó la
admiración de todos los guerreros griegos, así como el respeto de los rivales
troyanos. A diferencia de Aquiles, a quien el orgullo cegaba en muchas
ocasiones, Patroclo se mostraba siempre cercano y dispuesto a sacrificarse por
el resto de combatientes aqueos.
Este carácter de Patrocolo se puso de relieve cuando
Aquiles, irritado por la ofensa recibida de Agamenón, decidió retirarse del
combate junto con sus hombres. En un primer momento, Patroclo cumplió las
órdenes de su amigo, retirándose junto a él a las tiendas de campaña y negándose
a combatir. Sin embargo, cuando la primera comitiva de reyes griegos se
presentó ante ellos para suplicar el regreso de Aquiles y los mirmidones al
campo de batalla, Patroclo se mostró comprensivo con ellos, mientras su señor y
amigo permanecía inflexible en su cólera.
Cuando las tropas aqueas comenzaron a ser diezmadas por los
troyanos dirigidos por Héctor, Patroclo suplicó a Aquiles que tomara las armas
y defendiera a sus amigos, muchos de los cuales yacían heridos y en peligro de
muerte. Aquiles, ofendido en su honor, no aceptó, pero consintió en que
Patroclo hiciera uso de sus armas y comandara a los mirmidones en el campo de
batalla. De este modo, Patroclo se enfundó la armadura y tomó las armas de
Aquiles para partir al combate.
En un primer momento, los troyanos, al ver a un guerrero
portando las armas de Aquiles retrocedieron asustados, creyendo que el caudillo
de los mirmidones había regresado. Patroclo combate con furor, y logra acabar
con la vida de numerosos troyanos, incluido el rey Sarpedón, aliado de Troya.
Héctor, sin embargo, se dio cuenta de que el guerrero que había ante él no era
Aquiles, y decidió plantarle cara. Con la ayuda del dios Apolo, que derriba a
Patroclo, Héctor lo hiere de muerte, quedando el cuerpo tendido ante él. Como
vía para humillar a los griegos en general y a Aquiles en particular, Héctor
decide despojar el cuerpo de Patroclo de su armadura y profanar el cadáver.
Aunque consigue quitarle la armadura y las armas, en el momento en el que se
dispone a llevarse el cuerpo aparecen Áyax y Menelao, que haciendo causa común
logran que Héctor se retire. Ambos guerreros toman el cuerpo del joven y lo
llevan al campamento de los griegos.
Cuando Aquiles descubre la muerte de su amigo, llora
desesperado, abrazado al cuerpo durante días y noches. Para evitar que el
cuerpo se corrompa, Tetis, madre de Aquiles, lo rocía con néctar y ambrosía,
logrando así alejar la podredumbre.
Cuando Aquiles se recobra del golpe anímico, ordena
incinerar el cuerpo de su amigo. Sólo entonces regresa a la batalla con un
único objetivo en mente: vengar la muerte de Patroclo. Tras varios días de
combate en los que Aquiles aniquila a una gran cantidad de troyanos, llega al
fin el combate definitivo entre ambos caudillos. Aquiles logra matar a Héctor y
engancha su cadáver al carro para profanar su cuerpo tal y como el príncipe
troyano había intentado hacer con el de Patroclo. Tras dar siete vueltas
alrededor de las murallas de Troya arrastrando tras él el cadáver de Héctor,
regresa al campamento y organiza los juegos funerarios en honor de Patroclo.
Durante los juegos, Aquiles dispone diversos premios de gran
valor para el ganador de cada prueba atlética. La mayor parte de los reyes
griegos compiten entre ellos para hacerse con los galardones. En estos juegos,
Aquiles demuestra una gran ecuanimidad, otorgando premios tanto a los ganadores
como a los que perdedores, de forma que todos ellos se sintieran satisfechos
con los resultados.
LA RELACIÓN ENTRE AQUILES Y PATROCLO
El tipo de relación
existente entre Aquiles y Patroclo ha dado lugar a todo tipo de teorías e
hipótesis acerca de la auténtica naturaleza de ésta. Si Aquiles y Patroclo eran
amantes o simplemente amigos es una controversia que aún sigue provocando
encendidos debates. Habida cuenta de que estamos ante dos personajes literarios
que poco o nada tienen de los personajes históricos que pudieron inspirar su
creación, poco sentido tiene que busquemos la auténtica naturaleza de esta
relación más allá de tratar de dictaminar qué tenía Homero en mente cuando
escribió acerca de ellos. Desde este punto de vista la mayor parte de los
historiadores coinciden en señalar que no hay nada en los versos homéricos, ni
en la “Ilíada” ni en la “Odisea”, que permita defender una relación amorosa
entre Aquiles y Patroclo. En ambos poemas se habla de los dos héroes como
amigos leales y compañeros de armas, pero, salvo que hagamos una lectura
interesada de sus versos, el amor, ya sea carnal, ya sea espiritual, no aparece
en momento alguno.
Las generaciones posteriores a la puesta por escrito
de la “Ilíada” y la “Odisea”, sin embargo, sí entendieron en su mayoría que
Patroclo y Aquiles eran en realidad una pareja de amantes que seguían los
cánones del amor homosexual griego. Como tal aparecen en diversos textos de
época arcaica y clásica, incluyendo autores tan prestigiosos como Platón, que
habla de este tema en su “Banquete”. La visión de Aquiles y Patroclo como
pareja de amantes pasó a la literatura helenística y a la latina, hasta el
punto de que pocos autores vuelven a cuestionarla. Es muy probable que algunos
personajes históricos, deseosos de emular al héroe Aquiles, condujeran su vida
amorosa según esta visión. Tal es lo que ocurrió en el caso de Alejandro Magno
y su amigo o amante Hefestión.
Info: www.portalmitologia.com/patroclo
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